jueves, 16 de abril de 2009

Un total de 83 familias pitiusas esperan para adoptar un niño

 

Las solicitudes de adopción se han reducido a la mitad desde 2006, según la responsable del servicio de menores. El Consell pondrá en marcha una campaña para promocionar la acogida temporal

En estos momentos, 83 familias de Eivissa y Formentera están a la espera de adoptar un niño. De ellas, 33 han solicitado una adopción nacional mientras que el resto, 50, han optado por la vía internacional. Desde el servicio de menores destacan que en los últimos años el tiempo que deben esperar hasta la llegada del niño se ha alargado considerablemente, incluso en aquellos países en los que hasta ahora el proceso era más rápido. Ahora mismo, la espera puede alcanzar los cinco años, por lo que recomiendan a los que se planteen una adopción que se lo tomen con calma.

EIVISSA | MARTA TORRES Un total de 83 familias de Eivissa y Formentera están a la espera de adoptar un niño en estos momentos, según detalla el servicio de menores del Consell de Eivissa. De ellas, 33 han solicitado una adopción nacional mientras que el resto, 50, han optado por la vía internacional. La responsable de este departamento, Lourdes Juan, señala que estas familias cada vez deben afrontar el proceso con más calma, ya que en estos momentos desde que solicitan adoptar un menor hasta que el niño llega a sus hogares pueden pasar entre tres y cinco años. «Ésa es la pregunta del millón, lo que piden todas las familias», apunta. Lourdes Juan destaca que incluso en las adopciones internacionales, que solían ser la vía más rápida, los plazos se están alargando. «No garantizamos ni tiempo ni que tengan un niño. Hay países, como China, en los que antes tenías el niño a los ocho meses. Ahora el tiempo de espera es de tres años y eso cuesta mucho de asimilar a los que cuando lo pidieron la espera era de un año», indica. «Hay familias que desesperan», reconoce. «Los solicitantes de adopción son expertos en paciencia. Y si no lo son, lo acaban siendo», añade.
El número de solicitudes recibidas en el servicio de menores se ha reducido a la mitad en los últimos dos años. La responsable de este departamento asegura que es un fenómeno que se está dando en toda España. «Se ha tocado techo. Éramos el país que más adopciones internacionales solicitaba y eso tenía que acabar», apunta. De hecho, Juan explica que en los últimos años los procesos para las adopciones internacionales han estado cambiando constantemente. «Muchos países han cerrado las adopciones a familias monoparentales. Además, la ley del 2007 prohíbe tramitar adopciones con países que no ofrecen garantías del origen de los niños. Muchos países no tienen un sistema administrativo fiable y tanto el Gobierno como desde La Haya van haciendo recomendaciones en función de las informaciones que les llegan de los consulados y si se recomienda no adoptar en un país determinado no se tramitan», detalla. «Ha pasado que los padres dejan a sus hijos en una institución de manera temporal porque no los pueden atender por algún problema y cuando han regresado a buscarlos no estaban porque los habían dado en adopción. Por eso hay que tener mucha cautela», añade. «La adopción internacional es un proceso complicado porque hay que combinar dos legislaciones, la de España y la del país del niño. Muchos te preguntan la situación y sabes que en seis meses España puede no recomendar la tramitación o ese país cerrarse a las adopciones internacionales», concluye.
Las adopciones nacionales tampoco son fáciles, ya que únicamente se considera esta opción cuando no hay ninguna posibilidad de que el niño vuelva a su familia. «Lo último es la adopción porque supone la ruptura definitiva con sus padres biológicos», apunta. «Hay menos solicitudes de nacional porque hay menos posibilidades», insiste. En estos casos, cada comunidad tiene competencias, es decir, que las familias de las Pitiüses únicamente pueden adoptar (salvo excepciones) niños de Eivissa y Formentera.

Adopciones nacionales
Más fáciles son las llamadas adopciones especiales: las de niños mayores de seis años, grupos de hermanos o menores con alguna discapacidad o enfermedad crónica. «Ahora no tenemos ninguna familia que esté dispuesta a aceptar a uno de estos niños», señala la responsable del servicio de menores.
En estos momentos hay 23 niños en acogida en las Pitiüses. Un total de 22 de ellos viven con alguno de sus familiares (tíos, abuelos o hermanos mayores) y únicamente uno lo hace en casa de alguien ajeno. Lourdes Juan reconoce la dificultad para encontrar personas que quieran acoger a un niño. «Generalmente son familias que vienen a ofrecerse. Lo hacen como un acto solidario, pero es difícil», apunta. Precisamente por eso el Consell empezará en breve una campaña para promocionar estas acogidas temporales. «El problema es que en Eivissa no hay cultura de acogida. Hay países que tienen una larga trayectoria como Inglaterra, Francia o Alemania. En España no es así y en Eivissa. menos. Además, la isla es muy pequeña y tener muy cerca a los padres biológicos da un poco de miedo a pesar de que hay una regulación y se busca la manera de que si se tienen que producir encuentros se lleven a cabo de la manera más segura posible», indica. «Hay reticencias y también mucha gente que desconoce que esto se pueda hacer», afirma antes de recordar que las acogidas son una medida temporal. «No es para siempre», recalca. Estas 23 familias que tienen a un menor en acogida reciben del Consell de Eivissa una ayuda para la manutención del pequeño.
En 2008 tres niños acogidos en la Llar Mare del Remei pasaron a una familia para una preadopción. «Todas las adopciones tienen que pasar por este proceso que pretende dar un tiempo al niño y a la familia para que se adapten. La ley obliga a este periodo», explica Lourdes Juan. La responsable del servicio de menores asegura que no suele haber problemas en esta etapa. «Cuando proponemos una adopción es porque hemos agotado todas las vías. No vamos a aventurar a un niño y a una familia en un proceso del que no estamos seguros», garantiza. «Se hace porque no hay otro remedio. Un niño tiene derecho a crecer en familia y los niños no pueden esperar todo el tiempo que necesitan los padres para superar su situación. Un año, que para un adulto no es nada, es mucho tiempo en la vida de un niño de tres años», concluye.

 
 

0 comentarios:

Publicar un comentario | Feed



 
^

Powered by Blogger