jueves, 1 de enero de 2009

Unas 70 familias solicitan acoger a un menor en desamparo este año

 

Desde enero hasta ahora Alcores ha formalizado alrededor de diez procesos de acogimiento en la provincia de Huelva · Además, ha gestionado más de 100 acogimientos en el último lustro

Raquel Rendón / Huelva | Actualizado 26.12.2008 - 01:00
 
Cuando alguien denuncia la situación de desamparo que vive un menor de edad (algo que se puede hacer de forma anónima) el Servicio de Protección de Menores de la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social activa todas las alarmas y comienza a investigar la situación que vive el pequeño. Es necesario realizar un estudio pormenorizado de su situación y de su entorno para verificar la denuncia.

Por regla general, los equipos de tratamiento familiar trabajan con los padres del crío para evitar, en la medida de lo posible, el desamparo del niño. "Se da un margen de confianza a la familia porque muchas veces necesitan apoyo social, económico... Si eso no es posible, se procede a la retirada, se ingresa al niño en un centro o no, como estamos intentando", afirma la abogada de Alcores, Cristina Hidalgo. Y es que esta asociación se encarga de gestionar (en parte) el Programa de Acogimiento Familiar de la Junta de Andalucía, una alternativa para estos niños menos agresiva que el ingreso en un centro de protección de menores que consiste en cuidarlos bajo el techo familiar como si fuera un hijo propio, mientras que la situación de los padres biológicos se estabiliza.

Siempre es algo temporal, transitorio. Existen tres categorías de acogimiento: el de urgencia, el simple y el permanente. Con el primer de ellos, tal y como informó a este diario la trabajadora social de Alcores Olga Martínez, "se intenta evitar que los niños, que suelen tener entre cero y 7 años, no pasen por el centro de protección, sino que de su familia de origen pase a convivir con una familia acogedora que previamente ha sido valorada como idónea". En este caso, los menores permanecen entre seis y nueve meses acogidos, hasta que se encuentra otra alternativa que sea factible.

Se denomina acogimiento simple a aquel en el que se prevé que la situación de los padres se estabilice en un breve espacio de tiempo. En el permanente, no se espera que la situación de los padres mejore a corto o medio plazo. "Entonces los niños pueden estar con la familia de acogida varios años, incluso hasta la mayoría de edad, si bien la media máxima se fija en unos tres años", indicó Hidalgo. Eso sí, el niño cumple 18 años las medidas de protección desaparecen.

Desde enero a esta parte, Alcores ha formalizado diez acogimientos en la provincia de Huelva, mientras que se ha superado el centenar en el último lustro. En lo que va de año, ha recibido 15 solicitudes de familias ajenas de las 74 que se han producido en la provincia de Huelva (familias solidarias que no tienen nada que ver con el crío y se prestan a tenerlo en su casa para que se desarrolle en un ambiente familiar adecuado) y más de 40 de la familia extensa.

Hay muchas familias en la provincia onubense que solicitan el acogimiento, pero "desgraciadamente aún hay más niños que necesitan familias de acogida", señaló Hidalgo. Puede acoger, según Olga Martínez, "cualquier persona, mayor de 18 años, individualmente, como pareja de hecho o de derecho. En definitiva, cualquier persona solidaria que pretenda ofrecer su hogar, su cariño y su estabilidad al pequeño, dándole la posibilidad de que el vaya cada día a la escuela, que tenga una cama calentita, comida, asistencia sanitaria...".

El trámite de la solicitud se extiende a lo largo de varios meses. Es necesario realizar un estudio de idoneidad para el que el equipo técnico de Alcores entrevista a la familia, visita su domicilio, recopila la documentación necesaria y elabora un informe que se remite al Servicio de Protección de Menores de la Delegación Provincial para la Igualdad. Entonces los solicitantes entran a formar parte de una bolsa y se les asigna a un niño: "Se busca a una familia para un niño, y no al revés, aunque los solicitantes pueden dejar claro el perfil del niño que le apetece tener en casa (el sexo, la edad, grupo de hermanos, discapacidad).

El contacto primero con la familia acogedora se realiza de forma gradual, al igual que la posterior reagrupación familiar. Olga Martínez explicó que "el niño empieza a quedarse una tarde con los padres acogedores, luego un día, después un fin de semana... Lo que necesiten ambas partes para conocerse y entablar una confianza que les permita convivir". La vuelta del niño con sus padres biológicos es similar, y aunque la separación para los acogedores es triste, son muchos los que repiten y los que continúan manteniendo el contacto con el niño. Es importante saber que "cuando se formaliza un acogimiento, a la familia no se le deja sola y se va haciendo un control continuo de la situación, sobre todo con el apoyo de trabajadores sociales y psicólogos".

La Junta de Andalucía intenta siempre remunerar los acogimientos, en la medida de lo posible, pero eso depende de las posibilidades que tenga la familia acogedora. Hay un límite económico a partir del que se tiene derecho a la remuneración y existen casos especiales de familias 'profesionalizadas', que acogen a niños con características especiales, con enfermedades o discapacidades concretas, en los que se intenta "remunerar siempre, porque la familia necesita cubrir más gastos".

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